jueves, 19 de abril de 2012

Hud (1963) - Martin Ritt


Martin Ritt, director que conocía ya para 1951 al buen Paul Newman, que había trabajado previamente con el actor, entre otras, en El largo y cálido verano, en esta oportunidad lo dirige en lo que sería uno de los papales más memorables del gran Newman, de lejos, situado entre los mejores, en el podio del gran actor yanqui. Uno de sus personajes más complejos, entrañables, atractivos o repulsivos de acuerdo al paladar que lo aprecie, pero, en definitiva, también uno de los más inolvidables e imperecederos. Es la historia de una familia yanqui de rancheros, en la que Hud, hijo menor del patriarca del rancho, es un irresponsable, un vividor, borracho y salvaje, que tiene una insalvable enemistad con su padre, y todo se verá agravado seriamente cuando una enfermedad afecte al ganado vacuno de la familia, poniendo en jaque todo lo que tienen, y la actitud de Hud será la menos adecuada en semejantes situaciones. La cinta recibió tres de los por entonces premios codiciados y respetables, los Premios de la Academia, y es que ciertamente está la película poderosamente enriquecida por las cualidades y atributos actorales de todos sus intérpretes principales, todos, yendo desde Melvyn Douglas, como el patriarca de la familia Bannon, Patricia Neal, como el ama de llaves de la casa, ambos oscarizados justificadamente por sus papeles, además del ya mencionado y sensacional Newman, nominado también pero que no pudo llevarse el Oscar, y complementado con un joven y correcto Brandon De Wilde, todos contribuyen a esta excelente cinta.

      



Inicia la acción en un rancho en tierras yanquis, el rancho Bannon, en el que habitan Homer Bannon, patriarca de la familia, su hijo Hud, el sobrino de éste, Lonnie (De Wilde), y el ama de llaves, Alma Brown. Allí, Hud se desenvuelve como un fresco individuo, mangoneando a Alma (Neal), ordenándole que lave sus camisas, y ella disfruta con su actitud. Hud ha tenido un gran desacuerdo con su padre, ambos están fuertemente enemistados, pero lo contrario es con Lon, con quien salen en auto, Hud al bar, y manda al chico a beber refrescos, su sobrino lo admira. Repentinamente, en la granja, fenece un novillo, el veterinario les informa que se puede tratar de lo peor, fiebre aftosa. Ante la muy probable ruina, Hud dice a su padre que venda a los animales a los vecinos antes que enfermen, aún estando infectados, con lo que Homer se indigna mucho, pero Hud le dice que igual todo está podrido. El abuelo Homer y Lon van al cine, tras lo cual, comiendo en un restaurante, encuentran a Hud con la mujer de un hombre del pueblo. Paralelamente, siempre Hud está flirteando y cortejando a Alma, que se deja cortejar.




La granja es puesta en cuarentena, Hud compite en un concurso de atrapar cerdos, singular actividad del pueblo, gana la competencia, y es observado por su padre y Lon casi con beneplácito, tras lo cual va a un bar con Lon. Beben, se emborrachan, se enfrascan en una pelea, Lon está encantado con su tío, quien le dice al joven que le rememora a su padre, su hermano Norman, que murió en un accidente en auto tras una juerga, con Hud. Al llegar, ebrios, el abuelo habla con dureza a Hud, está harto de él, de su dejadez y despreocupación, le dice que estuvo harto de él aún antes de la muerte de su hermano, y, a Hud, todo le importa un bledo. Tiene un plan el salvaje hijo, quiere hacer una treta legal, jubilar legamente a su padre, y tomar las riendas del rancho, cosa que Homer no está dispuesto a permitir. Aparece el veterinario, lo peor se confirma, fiebre aftosa, el ganado debe ser desaparecido, cosa que se hace con pesar del patriarca. Alma se va de la casa, hay pesar por ello, y ya solos, Lon y Hud encuentran al abuelo mal, se cayó de un caballo; cansado y enfermo, fenece. Finalmente, Lon se va de la casa, afectado, a seguir su propio camino, deja solo a Hud.




Basado en la novela Horseman, Pass By de Larry McMurtry, es intenso el drama de Ritt, que va alcanzando mayores niveles de complejidad conforme avanza, conforme nos adentramos más en la entramada y enmarañada historia del clan Bannon, donde bizarras historias verán la luz, y no serán descubrimientos solo para el espectador, sino para los propios protagonistas. Es el vívido drama de una familia, cuyo patriarca ha vivido su vida entera haciendo lo único que sabe hacer, manejar su rancho, y, de pronto, toda una vida se resquebraja, como su propia familia, el negocio del clan está bajo seria e ineludible amenaza. Su fuente de recursos, su fuente de vida, el ganado, debe ser sacrificado. Desolación, desesperanza, dureza y crudeza de una situación irreversible, son malos tiempos, y, sumados a un irreverente e inescrupuloso hijo, un sujeto que saca de sus casillas a su progenitor, terminará por quebrantar el espíritu de éste, que termina por perder completamente sus ganas de vivir, cansado y gastado, su organismo pide un necesario alto; y su espíritu desea ya ese alto. El infeliz y atormentado anciano fenece suspirando, la vida se escabulle de su cuerpo con ese suspiro. Y una de las grandes causas de esa derrota, junto con las desgracias de la granja, es, por supuesto, Hud, el despreocupado e irresponsable sujeto, causante de la muerte de su hermano, y, a la postre, de la de su padre, es fresco, petulante, gustoso del trago, y las mujeres, inicialmente no sabemos exactamente qué hizo para enemistarse a grado tal con su padre, pero luego vamos descubriendo su oscura personalidad.




Es un inescrupuloso sujeto, tiene una ausencia total de principios, falta plena de ética, es, increíblemente, la exacta cara opuesta de su padre, es todo lo que éste no es, lo cual desquicia a su progenitor, que, significativamente afirma que no se explica cómo una persona así terminó siendo su hijo. Es un granuja, es patanesco, mujeriego, alcohólico, es indomable y salvaje, sigue sin meditar sus más básicos instintos, impetuoso, por momentos animalesco, con su virilidad, despierta la atracción en casi cualquier fémina, y la admiración de los jóvenes, como Lon, que inicialmente lo idolatra como a una suerte de héroe, pero que, luego de alcanzar ver su real y despreciable cara, ruin personaje, sus acciones terminan por apagar la vida del abuelo, y tras eso, Lon madura, se vuelve un hombre, abre los ojos y no ve ya sólo al bebedor y mujeriego indomable, sino a un infeliz canalla que no siente remordimientos de nada, que vive solo para si mismo, y lo abandona. Es el personaje más seductor de Newman, al que se conoce como un especialista en este tipo de personajes, personajes turbulentos, pero, personajes que no demostraban ruindad en su fibra más profunda, como sí lo hace Hud. Y Newman configura una caracterización remarcable y memorable, un personaje bifaz, dual, con esa cáscara que resulta irresistible a mujeres y a jóvenes, pero también la otra cara, la más fidedigna, una persona a quien, como dice él mismo, nada le importa un bledo, una persona que afirma que todo está podrido, pero, el único y más podrido que nadie, es él mismo.






Newman se las ingenia para hacer una encarnación repleta de intensidad, muy rica, con halos de calidez y humanidad que se vislumbran como un guiño, que se deslizan entre el salvajismo del personaje, como la secuencia final, quedándose solo, inmerso en su mundo, y, sí, sonriendo, pues está solo, como le gusta, no le importa nadie más que él, y crea una marca patentada de su persona, de su perfil de actor, consolida y refuerza ese perfil de un actor que ya había demostrado su seriedad y entereza como actor en auge, no únicamente un rostro atractivo. El apartado actoral definitivamente eleva y distingue a la cinta, y a la soberbia actuación de Newman, que lamentablemente no sería galardonado con el Oscar, se suman otros dos que sí ganaron el premio, primero el sobrio Melvyn Douglas, ganador de la estatuilla al Mejor Actor de Reparto, excelente su actuación, grave, sensible, de una persona en descomposición, que se agota de todo, se agota de la vida, y con calma acepta la llegada del descanso, del interminable sueño de la muerte, es un patriarca en decadencia, un señor que va siendo derrotado, muy buena su actuación. Por otra parte, la también oscarizada Patricia Neal, en el atractivo rol del ama de casa, atormentada y turbulenta, se muestra mordaz, directa, tajante en sus parlamentos, tiene un recorrido atrás suyo, ella se siente afín a Hud, y se habría concretado esa atracción, de no ser por la rudeza y bestialidad de éste, tiene un pasado oscuro, y, vale mencionar que en la novela que da origen al filme, el papel de Alma es el de una mujer negra, y de mayor injerencia en el desarrollo de la acción, en la cinta; y es la Neal, con un rol algo más relegado, pero con su seductora actuación la que acabaría ganándose un entonces valioso Oscar. La fuerza de la historia, y el poderoso guión, que es otro de los elementos a remarcar del filme, obra y gracia de Irving Ravetch y Harriet Frank Jr., se ve reforzado por una música que complementa y potencia los intensos momentos del drama. Imperdible y necesaria cinta, de lo mejor y más atractivo que se haya visto de Paul Newman, definitivamente Ritt sabía extraer lo mejor del actor, que, secundado por los otros correctos intérpretes mencionados, configura este harto recomendable drama.









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