sábado, 11 de febrero de 2012

La ladrona, su padre y el taxista (1954) - Alessandro Blasetti


El italiano Blasetti pone en escena esta digerible y muy divertida comedia que tiene cuyo principal e indiscutible principal aliciente radica en la plana actoral de primer nivel que la estelariza, donde se combinan dos superestrellas del cine italiano, con un director que es leyenda en su oficio, pero que también supo entregar inolvidables trabajos como actor. Me refiero a la pareja central, Sophia Loren y Marcello Mastroianni, secundados por quien se convertiría en el principal avalador de la Loren, su protector y quien obtendría lo mejor de su trabajo, el genial Vittorio De Sica, que, como se dijo, veremos haciendo las veces de actor en esta oportunidad. La Loren se luce, se muestra esplendorosa  y en la plenitud de su belleza como una picara mujer que se dedica a robar junto a unos compinches, y es que ella proviene de una estirpe que se dedica al robo, como lo evidencia su padre, De Sica, que tiene más de una singular modalidad para aprovecharse de los descuidados, pero en una ocasión, una de las víctimas será el buen Mastroianni, sujeto persistente que obtendrá mucho más de lo que esperaba cuando intente detener a los facinerosos. Vale acotar que esta sería la primera colaboración entre De Sica y la Loren, posteriormente a esta colaboración, verían la luz las joyas inmortales como La Ciociara (1960), con la que la bellísima Sophia alcanzaría renombre y prestigio mundial. Divertida y disfrutable comedia ligera italiana, en la que la bella actriz, empezaría ya a forjarse la chapa de símbolo sexual.

         


Paolo (Mastroianni) es un hombre que trabaja como taxista, teniendo como pasajeros en una carrera a dos sujetos, acompañados de una atractiva mujer (Loren), con quienes acuerda una extensa correría, en medio de la cual se detienen para bañarse los pasajeros en una laguna. Paolo, intrigado y atraído por la seductora mujer, se aleja de su vehículo, pero se da cuenta a tiempo que está a punto de ser robado por los otros individuos, y lo evita. Ellos escapan, pero no así la dama, Lina Stroppiani, que Paolo considera obviamente involucrada, y pretende llevarla a la comisaría, mientras ella se mantiene fresca y relajada. Pero Paolo le pierde de vista y ella desaparece mientras la transporta, quedando inquieto con el asunto. Posteriormente, en el taller donde labora, conoce a Vittorio Stroppiani (De Sica), ignorando que es el padre de ella, y Paolo cuenta el infortunio, afirmando que la hará pagar los daños a su carrocería. Por azar del destino vuelve a encontrar a Lina en la calle, y otra vez pretende llevarla a la comisaria y obtener el dinero para la reparación, pero la situación termina en ella llevándolo a su casa, donde Paolo conoce a la familia de ella, y terminan pasando un buen rato. Nuevamente el señor Stroppiani hace una charada y queda como un hombre respetable, no advirtiendo Paolo que es una familia completa de ladrones, y cuando él narra la anécdota, la familia le convence de lo contrario, y Lina lo tiene completamente dominado.




Incluso es Lina la que lo busca la próxima vez, llevándole dinero de parte de su padre para la reparación, hasta terminan yendo al cine y pasándola bien otra vez, él ya está ligándose a ella sin notarlo, se preocupa por Lina, quien le da un obsequio al taxista. Pero después, cómicamente el dueño del taller donde labora Paolo reconoce el obsequio, una tabaquera, como suyo, extraviado hace unos días. Descubre entonces Paolo el inobjetable oficio de la familia, y, tras una situación siguiendo al señor Stroppiani, sufren un accidente, del que Paolo se ahorra los posteriores problemas por la influencia del padre de Lina, que tiene contactos en la embajada de la India, adinerados funcionarios que ahorran toda la engorrosa tramitación por el accidente. Lina vuelve a buscar a Paolo, en unas jocosas situaciones en las que Paolo está harto, quiere llevarla de una buena vez por todas con la policía, pero siempre termina desviándose a causa de ella, continúan las discusiones, pero también continúan formando lazos entre ellos. Paolo, favorecido por los indios diplomáticos, está feliz pues recuperará su empleo, pero todo es un engaño, de nuevo, y otra vez la busca y la encuentra, llevándola por fin, junto a sus compinches, a la comisaría. Pero allí, circenses situaciones llevan a que Lina, dominadora de todo, desbarate la denuncia, y termine quedándose con un Paolo con el que inevitablemente ya han madurado sentimientos.



Blasetti nos presenta una comedia atractiva y ligera, con innegables tintes de hilarante vodevil que nos hace delirar con su frescura, agilidad y espontaneidad de muchos de sus diálogos y secuencias, es una frescura que alcanza a todos los personajes, en un filme de liviano, sencillo y divertido humor. Mucha de la batuta cómica corre a cargo de la familia de timadores, generadores de las jocosas situaciones que sacan de quicio al pobre Paolo, incapaz de reconocer a los ladrones en su propia casa, no repara inicialmente en la singular estirpe de la familia, donde la propia madre le extrae la billetera, se crean situaciones verdaderamente divertidísimas, en las que una tras otra vez, ocurrencia tras ocurrencia, vemos a un Mastroianni que se vuelve loco en su taxi, repitiendo interminablemente que llevará a Lina a la comisaria, pero no ejecutándolo nunca, embelesado por ella. En el aspecto actoral están todos impecables, empezando con Marcello Mastroianni que muestra su mejor faceta cómica, perdiendo el control ante las impensadas y disparatadas circunstancias en las que se ve enfrascado, su histrionismo dentro del taxi en sus monólogos es excelente. De Sica, a quien ya se conoce por sus valorables trabajos como actor, también está notable en el papel del máximo timador, con su maleta especialmente diseñada para los robos, es un sujeto que se burla de todos, con una mujer igual de vivaracha que él, este personaje es alguien que, como se dice, se las sabe todas. Y claro, está la Loren, que en este filme ya se erige como una figura capaz de embobar a todos, de embelesar a quien quiera, y cómo no hacerlo, si luce sus contorneadas curvas en ceñidos y diversos vestidos, diseñados para ella, siempre resaltando su dotada figura, incluso pudiendo llegársela a ver en ropa de baño, la candente italiana empezaba ya a consolidarse como un innegable y arrebatador símbolo sexual, la gran causante del interminable desquicio de Paolo, pero con quien, en un final divertido y acorde a la cinta, termina quedándose felizmente emparejada. Divertida comedia, ligera y espontánea y por momentos ingeniosa, fresco humor en una cinta resaltada por sus estupendos intérpretes. Recomendable cine italiano.






No hay comentarios:

Publicar un comentario

Posicionamiento Web Perú